A Espiral de Bukowski | 2014 | B1620-25i

Electronic | Drone | Ambient
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Enlace | mp3 | 320 Kbps

Cesar Zanin (sintetizador, efectos, sampler y loops) y Mariana Cetra (teclado, efectos, acordeón y melódica)
B1620-25i es una de las mejores muestras del sonido de A Espiral de Bukowski. Paseándose entre improvisaciones ambientales y etéreas (buen ejemplo de esto es "Pitágoras Visitam Matusalém Antes da Gramática Universal"), y momentos de electronica delicada y solemne ("Partida da Neblina" es una pieza hermosísima que da cuenta de esto), el dúo brasileño inevitablemente evoca como referencia a los primeros años de Cluster. La analogía es precisa: al igual que en el caso de los alemanes, AEdB tiene una vocación experimental innegable, pero que a la vez deriva con genialidad en el desarrollo de piezas más estructuradas que siendo sencillas alcanzan una profundidad y una emotividad admirables, lo que llena a B1620-25i de una sensibilidad poco habitual en el a veces frío campo de la electronica. En este sentido, la instrumentación también juega a favor; la caja de ritmos nutre al sonido del dúo de un espíritu de cierto modo pueril, al tiempo que no hay tiempo muerto en la improvisación, de modo que se consigue un estilo dinámico y cautivante.
Detrás de su aparente cripticismo, el sonido de AEdB está lleno de sutilezas y matices que hacen de B1620-25i un disco excelente. -IMF

Föllakzoid | 2015 | III

Space | Krautrock
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Diego Lorca, Domingo García-Huidobro, Juan Pablo Rodríguez y Atom™ (sintetizador)
En III Föllakzoid dieron el paso preciso en su trayectoria. Se desligaron de la mecánica kraut-motorik a la que se habían acostumbrado demasiado -a veces a costa de sonar forzados- y atreviéndose a cambiar su sonido, se aventuraron libremente hacia una psicodelia sin cánones y sin formas definidas. Y lo que lograron es difícil de transmitir en palabras. Sí, sigue siendo cósmico y espacial, pero el lenguaje claramente dejó de ser kraut o, incluso, de ser rock. Es hipnótico y meditativo en un sentido primario, casi como un mantra o la música tribal, y extrañamente -y tal vez por el mismo motivo- en su minimalismo monolítico también tiene algo de electronica, de microhouse. Es un verdadero ritual sónico que conjuga esta vocación por la construcción en base a la repetición con una emotividad increíble en su sonido, una sensibilidad musical hermosa que destaca, sobre todo, en la segunda mitad del disco.
Las atmósferas que se logran en cada canción con el paulatino y sutil desarrollo sobre las sencillas líneas melódicas iniciales son bellísimas, delicadas y, a la vez, de una psicodelia pura, liberada de cualquier clave estilística en particular, lo que nutre a su sonido de una honestidad y una humanidad inéditas en la discografía de Föllakzoid. En este sentido, más que ser un factor negativo, la larga extensión de las canciones es un componente que la banda usa a su favor con genialidad, al contribuir a que el momentum no se pierda en ningún momento del álbum. Y por lo mismo, III no necesita más que cuatro piezas para ser perfecto.
Hasta ahora III es, por lejos, el mejor álbum del año, y lo atractivo de su sonido y los nuevos colores que surgen en él en cada escucha me hacen pensar que conservará ese sitial. Aunque la reciente escena neo-psicodélica chilena adolece de una falta de discurso crítica en un país como Chile, álbumes como III dan cuenta de que la profundidad ha encontrado otras vías por las cuales expresarse y que, a fin de cuentas, también puede haber esperanza en estos nuevos sonidos. Con discos tan perfectos como este, cabe esa esperanza. -IMF