Iggy Pop | 1999 | Avenue B

Rock
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Enlace | mp3 CBR | 320 Kbps

Iggy Pop (voz, guitarra y teclado), Hal Cragin (bajo), Larry Mullins (batería, vibráfono, tabla y 808), John Medeski (Hammond y Wurlitzer), Chris Wood (bajo), Billy Martin (batería), Whitey Kirst (guitarra), David Mansfield (violín y viola), Michael Chaves (teclado), Andrew Scheps (loops), Don Was (guitarra), Pete Marshall (guitarra) y  Lenny Castro (percusión)
A menudo se echa de menos un poco más de honestidad a la hora de hablar de Iggy Pop. Porque es preciso decir que sí, por supuesto, Iggy hizo oro en la trilogía original de The StoogesThe Stooges, Fun House y Raw Power– y en sus dos primeros álbumes solistas –The Idiot y Lust for Life– (en menor medida, podría sumarse el tercero, New Values), pero no es menos cierto que tras casi una década de resultados notables, su carrera entró en una etapa turbulenta en que predominó la irregularidad. Tanto así que hacia 1999 cabía preguntarse genuinamente si los éxitos pasados de Iggy no se habían debido sólo a sus colegas: los hermanos Asheton en The Stooges y David Bowie en The Idiot y Lust for Life. Pero Avenue B, sin ser un álbum perfecto, llegó para rebatir esa idea.
Dos hechos que destacan de partida, en contraste con sus trabajos ochenteros, son el predominio compositivo de Iggy –compuso individualmente nueve de las trece canciones del disco– y su mayor labor instrumental –además de cantar, asume el rol de guitarrista en buena parte de la placa–. Sin embargo, estas dos facetas no son inéditas en su discografía, toda vez que definen ya, si bien en menor medida, sus tres trabajos previos. Lo que distingue a Avenue B es, en realidad, su atmósfera de intimidad, que va de la mano de composiciones honestas como no se oían en Iggy desde inicios de los ochenta. Muchas de las piezas aquí contenidas parecen desprovistas, crudas, como si fueran un pequeño secreto, y de ahí la sensación de intimidad que transmiten: un "menos es más" muy bien entendido. Por cierto, estos momentos de mayor timidez tienen su contracara en las canciones más rockeras del álbum, que respiran una vitalidad que la discografía de Iggy había tenido algo dormida. Y el vínculo en esta dialéctica de ánimos es la honestidad ya mencionada, que se traduce en el hecho de que no sobre nada, de que no haya pomposidades innecesarias ni esfuerzos vanos.
Sin estar dentro de los sitiales privilegiados dentro de la trayectoria de Iggy Pop (que, como es de presumir, están ocupados por los trabajos aludidos al principio), Avenue B tiene una solidez notoria en medio de una senda llena de vicisitudes y pasos en falso, y más allá de eso, da cuenta de que lo de Iggy no es sólo suerte o talento vicario exprimido de sus compañeros, sino una genialidad compositiva e interpretativa que de vez en cuando es capaz de explotar a la perfección, un antecedente relevante en la ruta a Post Pop Depression. -IMF

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