GRIN | 2020 | Translucent Blades

Sludge | Doom Metal
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Jan Oberg (batería, voz, guitarras adicionales, flauta irlandesa y paisajes sonoros) y Sabine Oberg (bajo)
La saturación de géneros como el stoner, el doom y el sludge metal resulta, a estas alturas, evidente para cualquiera. Han sido tan sobreexplotados que crear álbumes que realmente tengan algo interesante que mostrar en esta veta se vuelve un desafío hasta para los grandes nombres. Pero por lo mismo, toparse con discos como Translucent Blades se ha vuelto una grata sorpresa.
El segundo largaduración del dúo berlinés GRIN elude con genialidad dicha carestía creativa con un estilo que se apoya fundamentalmente en el formato bajo-batería y desarrollando un sonido cuyo peso recuerda mucho la visceralidad de Electric Wizard, pero con un lenguaje que se aproxima más al de bandas como YOB o Sleep e incorporando en ello ciertas evocaciones a Melvins (de hecho, "Helix", el primer tema del disco, recuerda mucho a "Night Goat" de los estadounidenses). El álbum –a ser publicado en enero por Crazysane Records– goza de un dinamismo y de un carácter propio que reflejan un admirable talento compositivo y una bella compenetración creativa entre Jan Oberg y Sabine Oberg, quienes conforman la banda. Así, en su escape de los lugares comunes en que ha recaído el género, Translucent Blades logra posicionarse como un trabajo cautivante y entretenido, sin puntos flojos que resalten, y que en su densidad extrañamente psicodélica hipnotiza y sacude al oyente una y otra vez. Hermosamente logrado. -IMF

TCCV | 2019 | Asociación de Astronautas Autónomos

IDM | Progressive Electronic | Glitch
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Asociación de Astronautas Autónomos es el primer lanzamiento de TCCV, dúo compuesto por los músicos chilenos Tomás Cumplido y Charlie Vásquez. Con un sonido hipnótico y atmosférico, el EP entrama un cautivante cruce entre el IDM y la electrónica progresiva con elementos del glitch y el post-industrial. Muy en línea con su concepto –la Asociación de Astronautas Autónomos, fundada en 1995, es una red comunitaria que busca emancipar los viajes espaciales del monopolio militar, gubernamental y empresarial–, las cuatro piezas que componen el disco yerguen ambientes espaciales y futuristas, pero sin la frialdad higiénica que suele teñir este tipo de evocaciones, sino a punta de melodías pegajosas y dulzonas, sin dejar por ello de lado matices oscuros, crípticos, a lo largo del EP.
El nivel creativo y la calidad compositiva que despliegan TCCV no parece propio de un proyecto que publica recién su primer trabajo. Tal vez haya contribuido a ello el hecho de que Cumplido y Vásquez hubieran colaborado ya anteriormente en Orquesta Pandroginia (actual proyecto solista de Vásquez). Sea cual sea la explicación, lo cierto es que este breve EP forja altas expectativas de lo que este dúo pueda presentar en el futuro. Y al bellísimo esfuerzo sonoro que los músicos desarrollan, cabe sumar también el trabajo gráfico que lo acompaña, con un arte de portada a la misma altura. Tremendo. -IMF

Autophonia | 2019 | Nolite te bastardes carborundorum

Free Folk | Drone
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Jennifer Slezak (mandolina y violín), Jen Powers (dulcémele) y Stephanie Dean (acordeón)
El álbum debut trío estadounidense Autophonia sorprende por al menos tres motivos. No dejemos para el final el más evidente de ellos: el majestuoso trabajo que hizo la banda. Nolite te bastardes carborundorum es un álbum bellísimo de atmósferas tan delicadas y sensibles como hipnóticas y absorbentes, de carácter siempre pacífico e dulzón, pero no por ello sin ciertos matices melancólicos. En este sentido, su sonido evoca por momentos la sensibilidad melódica de Rameses III y la vocación atmosférica de Natural Snow Buildings, pero sin duda que construyendo en base a esos elementos un lenguaje propio, lo cual se vincula estrechamente con los otros dos puntos a revisar.
Un segundo motivo atañe a la instrumentación empleada. Aunque engañando a los oídos de cualquier oyente, el sonido de la banda bien podría competirle (y ganarle) al drone de muchos proyectos contemporáneos con instrumentación electrónica, la verdad es que Autophonia solo emplean instrumentos acústicos. Pero cómo se nota hasta qué grado han explorado sus herramientas, de qué modo han sondeado los márgenes de su uso habitual y transgredido esas fronteras impuestas por la costumbre. De ahí, por ejemplo, que un acordeón no suene en absoluto a lo que estamos acostumbrados, y lo mismo aplica a los otros instrumentos, cuyo terreno sónico es explorado con un cuidado y una belleza inusitados por parte de Autophonia.
Por último, y como si lo anterior no fuera ya admirable de suyo, el álbum está íntegramente constituido por improvisaciones, lo cual suma a la prolija ejecución instrumental un mérito adicional: la deliciosa compenetración de tres voces que desde su propio lenguaje son capaces de urdir una conversación que, tal como se dijo al comienzo, conforma un trabajo simplemente majestuoso. Estos elementos se resumen en una consigna sencilla: Nolite te bastardes carborundorum es uno de los grandes álbumes de este año. -IMF