Luciernaga | 2016 | Sic Transit Gloria

Drone | Ambient | Noise
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Sic Transit Gloria ("Así pasa la gloria" en latín), uno de los lanzamientos más recientes de Luciernaga, constituye un verdadero viaje introspectivo en código drone/ambient. Según describe el propio Joao Da Silva –el músico chileno detrás de Luciernaga–, el álbum trata "sobre [su] familia y ciudad natal, Santiago, Chile, y su complicada historia". Y aunque fue grabado en Brooklyn, donde se encuentra radicado, qué bien supo capturar Luciernaga esa inspiración.
Partiendo de la intranquilidad cabizbaja de "11:00 AM 9/11/73" –la alusión es evidente–, Sic Transit Gloria comienza un tránsito sutil y apacible por paisajes sonoros melancólicos e introspectivos que dan cuenta de aquella complicada historia a la que hace referencia. Así, en las tres piezas que siguen, Da Silva teje delicadamente y sin prisa un entramado sónico minimalista que atrapa en un sosiego que, sin embargo, no deja atrás el espíritu taciturno que desde el inicio tiñe a este álbum. En este espectro destaca sobre todo "Mi Obstinada Memoria", una canción a medio camino entre Terry Riley y La Monte Young.
Ya en "Aire Negro" la tempestad vuelve a entreverse; el sonido lentamente se torna oscuro, recordando por momentos a Deathprod o al trabajo de Oren Ambarchi con Jim O'Rourke. Finalmente, "La tragedia que es Chile" persiste decididamente en el ánimo de su predecesora, con un sonido que, aventurándose a un dark ambient opresivo, ya ha dejado atrás la timidez de buena parte de Sic Transit Gloria y se desborda al noise en una experimentación que constituye la pieza más abstracta en este trabajo. Y así, el ábum concluye con la misma impasividad inicial, lo que da cuenta de la notable habilidad de Luciernaga no sólo para desarrollar atmósferas que destacan en términos musicales, sino también para dotar a su sonido de una solemnidad y sensibilidad preeminentes, que se transmiten impolutas al oyente. Ese es el verdadero desafío para los artistas de este género y, sin duda, Luciernaga lo consigue con holgura. -IMF

El diAblo es un magnífico | 2013 | El diAblo es un magnífico

Experimental | Post-Rock
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Cristian Sánchez, Daniel Llermaly y Cristóbal Cornejo
Esta banda chilena lleva más de diez años en el ruedo, pero en su último disco se ha reinventado como nunca antes, dejando atrás un particular –pero más cerrado– post-rock/post-hardcore, para, en esta nueva entrega, aventurarse en un sonido más ecléctico, pero sin perder identidad y cohesión. Aunque este disco homónimo fue grabado el 2013 y editado en CDr/digipack en 2014, no es sino este año cuando Volante Discos lo lanza en formato casete.
Una de las razones naturales de la reinvención del sonido de diAblo –retomando ahora su nombre original, El diAblo es un magnífico, en referencia al mensaje satánico oculto en las cintas de Xuxa– es el cambio de alineación, que de ser un quinteto, derivó a un trío compuesto por Cristian Sánchez (miembro original), Daniel Llermaly (La Golden Acapulco) y el recientemente difunto Cristóbal Cornejo –está de más decir que esta revisión está dedicada a su memoria. Si bien en sus placas anteriores (Seiseiseis, Coma, La ruta nos aportó otro paso natural, etc.) diAblo siempre cultivó un post-rock de vena experimental, algo encasillable, pero no falto de identidad, en este disco vuelven, de algún modo, a sus raíces más caóticas (Proyecto Cajas), y entregan un sonido de influencias más variadas, lejos de ser encasillable en un género particular; más bien, la banda desarrolla un estilo propio que juega con diversas influencias y ánimos.
Así, todo parte con "Chamico (Nazi Folk Fuck Off)", tema de ritmos afro-latinos que de cierta forma revelan influencias de The Ex, pero sin caer en la imitación grosera. Este tema es, sin duda, lo más accesible del disco, que después deriva, sin perder melodía, a sonidos más minimalistas y de una notable dinámica natural. "Navidad y Matanza" (que también es el nombre del proyecto personal de Cristian Sánchez) es un preferido personal, pues con instrumentación de folclore nortino, entrega un melancólico híbrido folk-sónico, que de inmediato le da profundidad y emotividad al viaje, a la vez que sencillez y corazón (desde Julio que diAblo no componían algo que llegara a los huesos). El viaje sigue con "Asunción y Caída de las Ruinas Suspendidas", canción que empieza con un sonido emparentable a los trabajos anteriores de diAblo, pues al igual que “Chamico”, tiene elementos post-rock; sin embargo, con el paso de los minutos, explota en un rugido de guitarras distorsionadas, un riff sludge rodeado de guitarras más atmosféricas y jugueteos sónicos. "Polen", de ánimo mas apacible y luminoso, son cinco minutos de guitarras acústicas vestidas con electrónica espacial. Por su parte, "Chivito Negro de Cinco Patas" es una entrega energética, en la que unas baterías danzantes (de nuevo con una vena etno-punk à la The Ex) dan base a juguetones ruidos espaciales y contrastan con un bajo drone –algo de krautrock en la línea de NEU! también es referente, sin duda. Luego, de manera natural pero sorpresiva, el chivito de cinco patas se deja rastas y nos lleva a terrenos dub (estilo venerado por La Golden Acapulco), de donde –también de forma natural y sorpresiva– llegamos a una explosión hardcore, que desaparece en un drone ambiental. El último tema del disco, "Curanderos Filipinos", es un ameno e hipnótico respiro de poco más de un minuto, en el que un ritmo nortino (?) es bañado con grabaciones de campo y vientos exóticos (algo así como una zampoña).
Sin duda es mi álbum favorito de diAblo (con Proyecto Cajas), y de alguna manera uno de mis discos favoritos grabados en Chile, no sólo por la simpatía anímica que tengo con sus sonidos, sino también por las "decisiones" sónico-musicales a la vez jugadas y naturales que atraviesan esta placa y la convierten en una pieza única, con referentes vagos y estilo propio, lo que transmite honestidad y sencillez. -Michel Leroy

Cluster | 2016 | Konzerte 1972/1977

Experimental | Drone | Ambient
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No cabe duda de que gran parte del interés en torno al box set 1971-1981, lanzado recientemente por Bureau B, se cierne sobre Konzerte 1972/1977, el noveno disco de esta colección, constituido por grabaciones inéditas de Cluster en vivo. En particular, el álbum contiene dos pistas: una grabada en 1972 en Hamburgo, Alemania, y la otra en 1977 en Metz, Francia.
Para quien se guíe por la discografía de estudio del dúo alemán, puede resultar extraño el hecho de que el sonido de Cluster en ambas pistas sea tan similar. En 1972 la banda lanzó Cluster II, por lo que, si bien dicho álbum ya incorporaba elementos más melódicos que Cluster 71, no sorprende la aproximación tan experimental que queda de manifiesto en "Fabrik, Hamburg 1972". En contraste, hacia 1977 Cluster había publicado ya Zuckerzeit –que marcó un antes y un después en su discografía, con un sonido marcadamente más melódico que sus predecesores–, Sowiesoso y Cluster & Eno –álbumes que, aunque con una vocación más ambiental, persistieron en esa ruta–, de modo que "Festival International de la Science-Fiction, Metz 1977" puede resultar sorprendente.
Sin embargo, en primer lugar, los múltiples álbumes en vivo del dúo berlinés –Live in Vienna (curiosamente omitido en esta colección), Japan 1996 Live, First Encounter Tour 1996 y Berlin 07– ya daban cuenta de que el trabajo de Cluster en vivo siguió una senda propia, paralela a sus esfuerzos en el estudio. Y de hecho, si hay algo que caracteriza a esos registros en vivo, es, precisamente, su espíritu unívocamente experimental. En segundo término, y matizando lo anterior, a lo largo de la trayectoria de la banda ese cariz exploratorio presentó una evolución notoria, que se hace patente en las dos piezas que componen Konzerte 1972/1977. Así, si en Hamburgo las divagaciones sónicas eran más erráticas y multiformes, en Metz Roedelius y Moebius (QEPD) ya tenían un lenguaje propio, una telepatía sin igual que les permitía construir de manera mucho más concienzuda y paciente las atmósferas hipnóticas y meditativas tan propias del sonido de Cluster.
Más allá de su valor de colección, Konzerte 1972/1977 es un álbum que, como gran parte de la discografía de Cluster, esconde en su cripticismo un valor artístico que no salta a la vista de buenas a primeras, pero que indudablemente está ahí. La sensibilidad sonora y la creatividad inextinguible de la sociedad de Roedelius y Moebius son tan nítidos aquí como en cualquier punto de su vasta trayectoria, y registros como este no hacen más que confirmar en qué medida se ha subestimado el legado inconmensurable de Cluster, algo a lo que contribuyó la inalienable modestia de ambos músicos.
Cluster pudo haberse terminado, pero ese espíritu creativo, esa alma exuberante de emotividad y honestidad arde viva como nunca en la música que el dúo creó en sus casi cuatro décadas de alquimia sonora, y Konzerte 1972/1977 es otro recordatorio de eso. -IMF