Inti-Illimani & Giulio Wilson | 2023 | Agua

Nueva canción chilena | Latin Pop
Hay al menos dos aspectos sobre Agua que lo vuelven un álbum peculiar dentro de la discografía de Inti-Illimani. Primero, que es el primer disco de la banda desde la salida de su director musical, Manuel Meriño, en 2022. Segundo, que es el primer disco colaborativo de la banda desde Meridiano (2010), grabado junto a la cantante canadiense Francesca Gagnon. En este caso, el elegido fue el cantautor italiano Giulio Wilson. Tal vez este segundo elemento sea el más obvio a considerar a la hora de analizar Agua, pero considero que la partida de Meriño también es un antecedente importante, porque de cierta forma implica que nos encontramos frente a Inti-Illimani buscando un nuevo rumbo. Frente a ello, la duda de cualquier oyente es si la banda consigue en Agua trazar (o al menos esbozar) una nueva senda, y si esta será de continuidad o quiebre con lo que el grupo venía haciendo hasta ahora. Tratándose de un disco colaborativo, es fácil aquí distinguir tres grandes grupos de canciones que componen Agua: las que suenan al Inti-Illimani que todos conocemos, las que heredan el sonido de Giulio Wilson como solista, y las que conjugan ambas sonoridades.
Antes de analizar los resultados, es preciso reconocer que existe una disparidad obvia en lo que significa cada participante aquí: en comparación con el solista Wilson, de corta carrera y sólo un par de discos a su haber, Inti-Illimani no sólo es una agrupación numerosa, sino que además es una banda con casi 60 años de una trayectoria plagada de aciertos discográficos, algunos de ellos claves en la historia de la música chilena. Siendo así, es inevitable que el desbalance ponga al oyente en la predisposición de escuchar, ante todo, un disco de Inti-Illimani. Ante esas expectativas, no resulta sorprendente, entonces, que las canciones que suenan más a Giulio Wilson como solista sean las menos atractivas entre las trece piezas que componen Agua (especialmente "Ojos", junto a Ana Belén, un single radial sin nada especial que ofrecer). Y es que algo no encaja con un Inti-Illimani sonando a pop de autor, sensación de extrañeza nutrida ante todo por la voz de Wilson, a ratos excesivamente melosa y siempre demasiado estándar.
Por su parte, las canciones que suenan al Inti-Illimani de siempre son, sin duda, más atractivas, especialmente cuando exploran sonoridades latinas más rítmicos ("Somos", "Mi otro yo"), aunque también por momentos tienden a un sonido por inercia, como a Inti-Illimani tocando en piloto automático (tal vez reflejo de la pérdida de rumbo tras la partida de Meriño).
Las canciones en que Inti-Illimani y Wilson logran un equilibrio entre ambos polos merecen también una mención, pues consiguen erigirse como un punto destacado del álbum. Sin duda que ellas conservan la sensibilidad pop de Wilson, pero ese atributo complementado con el talento instrumental de Inti-Illimani logra composiciones pegajosas sin caer en lo empalagoso, principal pecado de Wilson. En este grupo de canciones destacaría "Vale la pena", que indudablemente, como ya decía, tiene un carácter pop inusual para Inti-Illimani, pero justamente lo que uno espera de una colaboración es que en ella se compenetren las vetas creativas de los distintos artistas, y pese al desequilibrio entre Inti-Illimani y Giulio Wilson, incluso aquí esa compenetración tiene mucho que entregar. La falencia de Agua reside allí, en la falta de consistencia en el ejercicio creativo conjunto, que lo vuelve un disco disparejo y que se tambalea sin una dirección clara. Cuando logran articularse armónicamente, se nota, y allí está el valor de Agua. Cuando no, también se nota, y dejan allí una deuda pendiente. -IMF

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