Agitation Free | 2023 | Momentum

Progressive Rock | AOR

Lutz Graf-Ulbrich (guitarra, banjo y guitarra acústica), Gustl Lütjens (guitarra, guitarra acústica y voz), Michael Hoenig (teclados, sintetizador y batería electrónica), Daniel Cordes (bajo y sintetizador) y Burghard Rausch (batería)
A estas alturas, tras casi 25 años desde la publicación de su último álbum de estudio (el excelente River of Return, de 1999), había perdido toda fe en que Agitation Free pudiera reunirse para grabar nuevo material. ¿Con varios de sus integrantes de antaño, además? Imposible. Así que cuando me enteré de la publicación de Momentum, no me lo pude creer. Pero así es: Agitation Free volvió a reunirse y grabó este nuevo disco, cuya alineación cuenta con Lutz Graf-Ulbrich a la cabeza y los miembros históricos Michael Hoenig, Burghard Rausch y Gustl Lutjens, a quienes se suma Daniel Cordes, en reemplazo del fallecido Michael Günther. Cabe recordar que Lutjens falleció en 2017, por lo que imagino que al menos parte del material que aquí se presenta fue grabado ya hace varios años.
Aunque la emoción que sentí ante la posibilidad de escuchar algo nuevo de Agitation Free presagiaba un sesgo positivo frente a Momentum, fuera cual fuera el resultado, lo cierto es que recibí un rápido golpe de realidad al oírlo. Y no me vayan a malinterpretar; me encanta cuando las bandas clásicas se dan el gusto de experimentar. El propio River of Return había marcado ya un giro con respecto al material setentero de la banda, con una producción más pulida y un sonido en general menos psicodélico y decididamente más estructurado. Pero, en ese caso, se percibía en la renovación del sonido de los alemanes un componente orgánico que reflejaba que seguía siendo un ejercicio de creación colectiva orientada por melodías bien pensadas que calaban hondo. La magia de Agitation Free seguía ahí, sólo que se expresaba en otro código. 
En alguna medida, Momentum retoma ese código (o intenta hacerlo), pero suena desinspirado, como si la banda no tuviera dirección y estuviera funcionando en piloto automático. Tampoco ayudan algunas muy malas decisiones que se tomaron aquí: abrir el disco con una canción que suena a introducción, pero que dura casi 9 minutos (tendiendo, además, a una vanagloria irritante, gracias a un sample innecesario hablando sobre la banda); el uso, en buena parte del disco, de una batería electrónica que suena espantosa; y una extensión demasiado larga (casi una hora) para un material que en mayor parte no va a ningún lado. 
De seguro hay aquí algunos rincones del espíritu de antaño, pero se ven completamente opacados por el eco de un par de preguntas que resuena en todo el disco: ¿Para qué? ¿A dónde van con esto? ¿Valía la pena? Supongo que mi fanatismo absoluto por esta banda hace inevitable que pese a todo esto valore la publicación de Momentum, pero hasta para mí es claro que sólo volvería a escucharlo por ese fanatismo ciego (y sordo, en este caso). -IMF

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