Sarah Davachi | 2023 | Long Gradus

Drone | Chamber Music
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Alissa Cheung (violín), Clemens Merkel (violín), Stéphanie Bozzini (viola), Isabelle Bozzini (cello), Rebecca Lane (flauta y flauta bajo), Samara Dunscombe (clarinete y clarinete bajo), Mattie Barbier (trombón alto), Weston Olencki (trombón tenor), Sarah Davachi (órgano y osciladores de ondas sinusoidales) y Judith Berkson (mezzo-soprano)
Con 4 horas y media de duración, Long Gradus se yergue como el álbum más extenso de la discografía de Sarah Davachi y, más allá de eso, como un verdadero monolito sonoro por su propio peso. El disco consiste en cuatro interpretaciones distintas de la obra que le da su título, compuesta por la artista canadiense inicialmente para cuarteto de cuerdas, pero luego arreglada para cualquier tipo de instrumentos. Así, la primera iteración de la pieza se corresponde con la concepción inicial de Davachi, es decir, cuarteto de cuerdas, la segunda iteración es en vientos de madera, la tercera en bronces y órgano, y la cuarta en coro e instrumentos electrónicos.
En términos compositivos, Long Gradus no dista mucho de los maravillosos trabajos previos de Davachi, presentando un drone atmosférico y repetitivo que abraza al oyente en su calma y riqueza sobretonal, de construcción pausada y espíritu minimalista. Quizá la novedad —aunque no exclusiva de este álbum— sea el delicado trabajo microtonal que aquí se presenta, muy en línea con la investigación musicológica que Davachi ha llevado a cabo en torno al uso de distintos temperamentos en la música docta.
A eso se suma la posibilidad de oír las composiciones de Davachi en distintos arreglos instrumentales, teniendo en cuenta que la artista suele ceñirse a los instrumentos de teclas. De ahí que, lejos de ser un punto en contra, el hecho de poder escuchar estas cuatro versiones de la misma pieza reviste un atractivo genuino en Long Gradus. Cada iteración enriquece la pieza desde lo que cada configuración instrumental puede ofrecer: el brillo prístino del cuarteto de cuerdas, la calidez orgánica y acogedora de los vientos de madera, los graves conmovedores de los bronces y el órgano (me recuerda al hermoso For Organ and Brass, de la sueca Ellen Arkbro), la intimidad sobrecogedora de la voz y las ondas sinusoidales.
Long Gradus es un disco en cuya profunda belleza no hay más que perderse. Otro punto alto en la discografía de Sarah Davachi. -IMF

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