Iron Maiden | 1981 | Killers

Heavy Metal | NWOBHM
Info | Compra | Escucha
Enlace | mp3 | 320 Kbps

Paul Di'Anno (voz), Adrian Smith (guitarra y voz de fondo), Dave Murray (guitarra), Steve Harris (bajo y voz de fondo) y Clive Burr (batería)
Iron Maiden fue mi banda de cabecera durante la mayor parte de la adolescencia, y ha sido genial re-descubrirla después de años sumergiéndome en un muy, muy amplio espectro musical. Volver a Iron Maiden me ha permitido encontrar y disfrutar en los discos de la banda sonidos que antes no sabía (no podía) apreciar.
Aunque no partí siendo un fanático muy heterodoxo de Maiden, con el tiempo he tendido a abordar la trayectoria de los ingleses de un modo más bien apócrifo (no, The Number of the Beast no es su mejor disco). Basta con decir que considero que la formación de Killers es la mejor de la historia de la banda.
Aunque varios de los álbumes de Iron Maiden con Bruce Dickinson se encuentran entre mis favoritos de su discografía -incluyendo mi "más favorito"-, creo que Paul Di'Anno entregaba más matices al sonido de la banda y le daba una cuota de cripticismo al mismo, en contraste con Bruce, que tiene una aproximación más histriónica y efusiva. Por otro lado, Dave Murray es un guitarrista increíble, pero creo que el tener a Adrian Smith como contraparte exprime aun mejor su talento, más allá de que Smith por sí solo ya es un aporte imprescindible al sonido de la banda; su sensibilidad musical no tiene comparación posible (Janick, lo siento, pero tú estás en otra escuela). De Steve Harris, nada que decir; no hay contrafactual, y no hay crítica necesaria. Pero otro punto que sí merece detención es la batería. Nicko McBrain es puro carisma y ha hecho una excelente labor sobre todo en los últimos trabajos de los británicos. Pero compararlo con Clive Burr es casi un acto de crueldad. El talento de Clive (Q.E.P.D.) no tenía igual; su batería es orgánica, viva, energética, incontrolable y, al mismo tiempo, matizada y templada.
Todo esto se conjuga en Killers, un disco que suena redondo como un todo, lleno de distintos colores, y hasta atmosférico. Las canciones se fortalecen en conjunto, pero también funcionan por separado. De hecho, Killers tiene algunos de los mejores temas de la historia de Iron Maiden, como -de nuevo desde la heterodoxia- "The Ides of March", "Prodigal Son" o "Drifter". La banda suena enérgica; se nota el ímpetu de los primeros años -la banda cumplía recién 5 años durante la grabación del álbum-, la explosión creativa que supuso el proceso de composición de las nuevas canciones incluidas y lo trabajadas que ya estaban algunas de las piezas, varias de ellas ya tocadas en vivo por al menos un par de años.
Killers es otro álbum perfecto en la discografía de Iron Maiden, pero que en general es pasado por alto. Es, tal vez, un álbum demasiado musical para la fanaticada metaloide, pero a la vez demasiado intenso para un público ajeno a estos sonidos. Y si usted no lo ha escuchado, ¿le dará una oportunidad? -IMF

No hay comentarios:

Publicar un comentario