Iron Maiden | 1988 | Seventh Son of a Seventh Son

Heavy Metal
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Bruce Dickinson (voz), Dave Murray (guitarra), Adrian Smith (guitarra y sintetizador), Steve Harris (bajo y cuerdas), Nicko McBrain (batería)
Tras el excelente Somewhere in Time Iron Maiden de seguro se halló en una disyuntiva: ¿convenía volver a la fórmula que precedía a Somewhere in Time o, por el contrario, seguir en la senda que marcó este álbum, con la inclusión de sintetizadores y un sonido más atmosférico? Como quedó patente en Seventh Son of a Seventh Son, la banda optó por lo último. Y es una de esas decisiones aventuradas que marcaron la diferencia entre Maiden y toda una camada de bandas de su generación, a las que el miedo a arriesgar las relegó permanentemente a una segunda categoría. El quinteto londinense, por el contrario, persistió en el riesgo que significaba pulir su sonido y alejarlo del rock más pueril del resto de la NWOBHM, un giro que sin duda alejó a fanáticos de esa vieja escuela, pero que significó, a su vez, la trascendencia de la banda en el largo plazo.
Y el paso adelante no fue tímido. Seventh Son of a Seventh Son no sólo profundizó en la fórmula atmosférica y en el uso de sintetizadores, sino que además, de forma inédita en la carrera de la banda, incluyó arreglos orquestales –sintetizados, por cierto– y constituyó el primer (y único) álbum conceptual de Iron Maiden. ¿El resultado? La última obra maestra de los ingleses hasta Brave New World, en 2000; un álbum que simplemente no tiene puntos bajos y que, aunque fiel al espíritu tan propio de Iron Maiden, marca los primeros pasos de la banda en un heavy metal más poderoso y con ribetes progresivos, que curiosamente, sin embargo, es acompañado por algunos de los momentos de mayor sensibilidad melódica en la trayectoria de la doncella de hierro.
La vara era difícil de superar, y de ahí que no sea sorprendente que los liderados por Steve Harris hayan sucumbido a la tentación de hacerse las cosas más fáciles y volver al metal añejo en No Prayer for the Dying, un álbum que lamentablemente adolecería de una calidad notoriamente menor, confirmando que el riesgo le había hecho bien a la banda en los años anteriores. Por fortuna, el nivel de sus años de gloria volvería con el nuevo milenio. Pero eso es cuento aparte. -IMF

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